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El liderazgo en el mundo organizacional es considerado un conjunto de habilidades gerenciales o directivas dirigidas a influir en un determinado grupo de trabajo.
Su principal objetivo es lograr que el equipo se enfoque y asuma la mejor actitud para alcanzar las metas planteadas. Una organización cuenta con un buen líder cuando este:
- Tiene la capacidad de tomar la iniciativa.
- Sabe motivar a su equipo de colaboradores.
- Se adapta a los cambios, los promueve y muestra el camino para lograrlo.
- Maneja una comunicación asertiva.
- Es flexible.
- Es empático.
- Asume riesgos, entre otros.
Parafraseando a Nelson Mandela, un liderazgo con propósito impulsa a los seguidores a sobrepasar sus propias expectativas. A continuación, conoce cuatro tipos de líderes que pueden encontrarse en una empresa:
- Líder autoritario
Asume toda la responsabilidad dentro de la organización, dirige y controla al equipo. En este caso, el poder está centralizado y el líder es el único que toma las decisiones más importantes.
- Líder participativo
El liderazgo parte de la consulta a sus colaboradores durante la toma de decisiones finales. Sabe escuchar y analiza las ideas de su equipo. Los impulsa a incrementar sus capacidades y los anima a asumir mayores retos.
- Líder rienda suelta
Contribuye con la autonomía y no procura mantener el control total de todo. Se caracteriza por ser flexible con el equipo, asume el rol de respaldar, coordinar y dirigir las acciones en lugar de imponerlas. Su liderazgo se mueve en el extremo de la libertad, pero está lejos del extremo control.
- Líder situacional
Ejerce su liderazgo a partir de las necesidades del equipo. Es decir, dependiendo de la situación se adapta al contexto. Su papel no es estático sino flexible y con una alta capacidad de adaptación.
Janice McDougall dijo alguna vez: “El liderazgo no puedes describirlo, pero lo conoces cuando lo ves”. Y, precisamente, son los hechos antes que las palabras las que hablan por el líder.
Nohemí Araque