Comparte este post
Las startups o las empresas emergentes se valen de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) para ofrecer productos y servicios. ¿Su objetivo? Crecer de forma rápida y sostenida.
A diferencia de una empresa tradicional, las startups operan con costes más bajos y no requieren, en la mayoría de los casos, gran inversión de dinero para arrancar. Ejemplos de estas son la compra y venta de automóviles de segunda mano, aplicaciones para móviles, servicios de ciberseguridad, entre otros.
Asimismo, Internet es su gran aliado porque gracias a él y a una estrategia de marketing bien definida, se convierte en la puerta de entrada a un amplio mercado.
Varios modelos de negocio basados en las empresas emergentes funcionan desde hace algunos años. Sin embargo, sobresalen al menos tres tendencias que repasaremos a continuación:
- El deep tech o tecnología profunda. La clave en este modelo de negocio se centra en el avance científico y tecnológico. Se vale de la Inteligencia Artificial (IA) y la Big data para ofrecer respuestas a determinados problemas, pero desde un enfoque científico e innovador.
- El fintech o tecnología financiera. Este modelo de negocio ofrece la oportunidad de hacer de forma rápida y efectiva operaciones económicas en las plataformas digitales. Entre sus ventajas destaca la reducción de costes y, además, simplifica las operaciones. ¿El resultado? Ofrece un servicio de mejor calidad a los usuarios y reduce las comisiones. Desde asesoramiento financiero, envío de remesas, pagos y cobros, hasta microcréditos son algunos ejemplos del fintech.
- El cloud computing o computación en la nube. Se sabe que cada vez la acumulación de datos en la nube es mayor. La pregunta es ¿cómo beneficia a las startups o a los emprendedores? La clave es elegir las herramientas adecuadas para procesar estos datos. La Inteligencia Artificial (IA) y el machine learning son los mejores aliados.
Varios expertos aseguran también que las startups apuntan este año hacia el área de la salud o la movilidad, mientras que el uso de las herramientas de voz o las plataformas low-code (código bajo), las cuales permiten crear aplicaciones sin tener que contratar a un experto, continúan en auge.
Nohemi Araque